Un plan de gastos es necesario para tomar el control de nuestro dinero, permite que lo asignemos a lo que más nos importa, funciona para tomar decisiones y evitar que los gastos superen los ingresos.
En esta época nos encontramos con varios factores que juegan en contra de nuestro orden financiero, por un lado, llegamos a ser víctimas de los medios publicitarios que juegan su papel para incrementar el impulso a comprar. De tal modo, terminamos enfrentándonos a gastos superiores a lo que realmente deberíamos permitir.
También debemos considerar el uso de las tarjetas de crédito y pensarlo dos veces antes de financiarnos con las mismas, porque puede traer resultados inesperados, por lo cual, debemos revisar los intereses y costos asociados para evitar sorpresas al recibir el estado de cuenta.
El plan permite saber cómo gastaremos el dinero de manera eficiente-sostenible, y cumplir con necesidades inmediatas. Es recomendable tomar nota y crear una lista donde se establezcan los gastos y los ingresos para poder determinar donde se pueden hacer recortes, en caso de que sea necesario.
Lo primero es definir los gastos que se deben asumir y que se dividen en fijos y variables. Los gastos fijos son los destinados a costos de vivienda (agua, luz, teléfono, internet, mantenimiento), son los seguros y, de la misma forma se incluyen gastos que corresponden a la alimentación, transporte, salud, gastos educativos propios o de los hijos.
Los gastos variables son aquellos referentes a entretenimiento como boletos al cine, paseos, compra de tecnología, comidas fuera del hogar, entre otros.
Así como las prioridades, los tipos de gastos fijos y variables pueden cambiar por familia o persona, mucho depende de las necesidades y dinámicas personales. Por ejemplo, si una persona no tiene tiempo de cocinar y diario almuerza cerca de la oficina, esto se considera un gasto fijo, lo que podría ser un gasto variable para quien sí tiene tiempo para cocinar.
En lo que corresponde a los gastos fijos, en su mayoría no se pueden realizar ajustes significativos, lo que sí es posible hacer, es ahorrar en el consumo de servicios públicos, buscando alternativas que permitan disminuir la cuota de casa, así como optimizar el uso del auto con desplazamientos con el transporte público o medios alternativos.
En los gastos variables es posible ser más exigente con medidas como restringir compras de tecnología, vestuario, comidas fuera de casa, bebidas como el café, que se consume en el entorno laboral, entre otros.
El objetivo del plan de gastos es que las finanzas personales y de familia no se vean afectadas. Funciona para tomar el control de nuestro dinero, en otras palabras, decidir qué es lo que quiero que ese dinero haga por mí.