Es un indicador del nivel de riesgo que se presenta cuando los deudores o personas que tienen un crédito con entidades financieras no cumplen con sus obligaciones de pago.
Se define como una situación en la que el deudor se ha retrasado tres meses en el pago de la deuda que adquirió o de los intereses. Esto no quiere decir que el solicitante haya dejado de pagar definitivamente, porque puede tener retrasos de algunos días o incluso de hasta meses con sus mensualidades.
La morosidad puede calcularse de distintas maneras. Generalmente se estiman tasas o ratios y entre las más utilizadas están:
- La tasa de morosidad de crédito. Se mide como el cociente entre los créditos morosos y el total de créditos concedidos a los clientes.
- La tasa de morosidad de balance. Es el cociente entre los morosos de créditos a clientes, depósitos a entidades de crédito y valores representativos de deuda con respecto al total de todas estas operaciones.
- La tasa de morosidad total. Se agrega a la morosidad de balance los riesgos y compromisos contingentes.
Los retrasos en algún compromiso financiero con alguna entidad le pueden ocurrir hasta al solicitante más puntual, esto se debe a que no siempre dependen en su totalidad de la persona que solicitó el crédito, sino por factores externos que pueden alterar la puntualidad de los pagos como:
- Un accidente
- La pérdida repentina del empleo
- Alguna recesión económica
- La defunción de un familiar
Los efectos que tiene sobre la economía, una mayor morosidad se relaciona con un mayor desempleo y una caída de la actividad económica y del consumo. La confianza en el sistema bancario cae y el costo de los créditos tiende a aumentar.
Por privesasofom
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