La inclusión financiera se define como el acceso y uso de productos y/o servicios financieros bajo una regulación que garantiza esquemas de protección al usuario y que promueve la educación financiera para mejorar las capacidades en materia de finanzas de todos los segmentos de la población.
Los cuatro componentes fundamentales:
- Acceso. Entrada al sistema financiero en cuanto a la infraestructura disponible para brindar productos y/o servicios financieros, esto es, a los puntos de contacto entre las instituciones financieras (canales de acceso) y la población.
- Uso. La adquisición o contratación, por parte de la población, de uno o más productos financieros, así como a la frecuencia con que son utilizados. Esto se refiere a la demanda de servicios financieros, misma que refleja el comportamiento y las necesidades de la población.
- Protección y defensa al consumidor. Los productos financieros, nuevos o ya existentes, se encuentren bajo un marco que garantiza como mínimo, la transparencia de información, el trato justo y mecanismos efectivos para la atención de quejas y asesoría de los usuarios contra prácticas desleales y abusivas.
- Educación financiera. Acciones para que la población adquiera aptitudes, habilidades y conocimientos para un correcto manejo y una buena planeación de sus finanzas personales o familiares, así como para evaluar la oferta de productos y/o servicios financieros para tomar la decisión que mejor se ajuste a su necesidad.
Para contribuir a la medición de la inclusión financiera en México, y fortalecer las políticas y programas para su fomento, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y el Consejo Nacional de Inclusión Financiera (CONAIF) desarrollan estrategias e información estadística para medir e incrementar la oferta de productos y/o servicios financieros.
La colaboración en conjunto de las instituciones financieras, empresas privadas y la tecnología, permiten que cada vez más personas tengan acceso a los productos y/o servicios financieros.